Pues bien, este deporte nació en la ciudad de Rugby, Inglaterra en el año de 1823, cuando un estudiante llamado William Webb Ellis se encontraba jugando un partido tradicional de football. En un momento dado, William decidió coger el balón con las manos y correr hasta el arco contrario para anotar.

La reacción de sus compañeros fue buscar el modo de derribarlo y fue allí, cuando por primera vez se practicó inconscientemente el rugby.

En 1880 se fundó el “International Rugby Board” conformado por los países de: Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales. Además, se estableció un reglamento para el desarrollo del juego el cual ha ido transformándose a lo largo de los años.

El rugby se ha catalogado como un deporte de contacto, fuerza y agilidad. Su objetivo se basa en anotar puntos en el in-goal del equipo contrario haciendo uso de pases y estrategias que permitan su ejecución. Los puntos se definen por medio del try (5 puntos) y la conversión o patada a palos (3 puntos).

Aunque en la práctica es un juego rudo, no es permitido utilizar ningún tipo de protección en los encuentros deportivos. Claro está, existen algunas excepciones que detallaré a continuación:

• Se debe tacklear al rival por debajo de la cintura, ya que, si se realiza en la parte de arriba, el jugador puede sufrir graves lesiones.
   

• No se pueden utilizar aretes, collares, relojes o manillas por la seguridad de todos los jugadores.
   

• Se considera falta, tacklear a un jugador que no lleve el balón en la mano.

Conociendo el origen, el funcionamiento y las reglas básicas de este deporte que cada día toma más fuerza en nuestro territorio. Entremos al ámbito femenino, ¿qué ha pasado con el imaginario de que las mujeres son débiles, frágiles y poco dadas a los deportes? Con el panorama del rugby femenino actual, cualquier seguidor de la supremacía masculina se rasgaría las vestiduras.

La incursión de la mujer en el mundo del rugby ha permitido que se rompa con todo tipo de prejuicios o estereotipos creados alrededor del género femenino. “Actualmente la mujer está tan empoderada en los ámbitos del hombre que, en vez de ser discriminada, es más bien, alabada por su fuerza y su disciplina.

El hecho de que nosotras practiquemos un deporte rudo no significa que perdamos nuestra femineidad”.

El rugby es un deporte que desde sus inicios, se ha caracterizado por fomentar la hermandad, la tolerancia y el respeto. Por eso para este deporte no existe distinción de sexo, raza o edad. “Una de las cosas que más admiro de este deporte es que es muy inclusivo, integral y comprensivo. Acepta a cualquier tipo de persona y no discrimina a nadie por su condición física”.